sábado, 19 de febrero de 2011

Primera ardilla

Ayer, cruzado el ecuador de este mes de febrero caprichoso, vi el cadáver de la primera ardilla.

Son las ardillas muertas y no las golondrinas
las que anuncian que se acaba el invierno.
Son sus cuerpos castaños aplastados contra la carretera,
sus largas colas selladas al asfalto,
su amasijo de pelo y sangre seca y no las blancas barbas del almendro
los heraldos certeros del final de los fríos.
La primavera está en sus cuerpos rotos
y se extiende veloz por todo el mapa
con los restos de ardilla que ahora viajan pegados
a las ruedas de un coche.


Del libro Gritos verticales (Cangrejo Pistolero Ed., 2010)

4 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

¡Muy bueno, Gracia! Voy a hacerme con él.
Enhorabuena otra vez.

Gracia Iglesias dijo...

Muchas gracias, Bel.

Meternura dijo...

No sé, leyendo tu poema, me recordó al cruel mes de abril, de Eliot. Es una imagen escalofriante y, te pregunto, si tiene otras lecturas para ti.

Un saludo cariñoso.

Miguel

Gracia Iglesias dijo...

Efectivamente, es un poema en el que pretendía dar un toque escalofriante a la primavera, tantas veces asociada con el renacer y la belleza. Siempre me ha atraído la relación de "Lo bello y lo siniestro" (citando a Eugenio Trías). No tenía en mente a Eliot cuando lo escribí, pero ahora que lo mencionas, sí, tiene algo que ver. Y precisamente este año he sentido a abril más cruel que nunca.
Gracias por visitar el blog y por tus comentarios.
Un saludo.