Vuela, despacio, pero vuela, y se desliza
y siente el vértigo en sus tripas como mariposas
que alcanzan un infinito vuelo.
Sus orejas se mueven como las velas de una tarta
y el fuego de su corazón se apaga, se diluye
en aquella colina donde morirá.
Y sin embargo mi elefante sigue debajo de la puerta
no se mueve, quizás piense que la mariposa debe volar.
Detrás de mi puerta se esconden sorpresas, animales...
Sexo sin amor y carne picada
Cola-Cao en tu sangre y miradas muertas
el cielo que entra y el agua q rebosa
y yo sentado en mi elefante volador...
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El fotógrafo y poeta MARIANO CUESTA me envió estos versos tras mi fugaz visita de la semana pasada a Sevilla donde participé en Las Noches del Cangrejo de El Perro Andaluz.
Muchas gracias, Mariano.
El dibujo del elefantito es de la ilustradora colombiana ELENA OSPINA.
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