Regresar
a Sevilla, para mí, es como regresar a casa, a una casa en la que nunca he
instalado los muebles, ni he dejado la ropa en los armarios, a una casa sin
paredes ni fotos de familia, pero en la que tengo depositado el corazón. No sé
por qué, quizá porque la descubrí hace mucho tiempo en un enero en el que dejé
el frío de la meseta a mis espaldas para hallar sus naranjos frutecidos, como
si fueran a dar a luz pequeños soles, o porque siempre ha sido el arte, en sus
facetas diversas (pintura, poesía, performance…), lo que me ha llevado hasta
sus calles, o porque a lo largo de los años he ido encontrando allí grandes
amigos, y siempre me he sentido bienvenida, valorada y querida.
Por
eso cuando, por lo que sea, surge cualquier razón para volver al sur, me lleno
de alegría y voy corriendo al encuentro de todo eso que Sevilla me da sin darse
cuenta.
A
finales del mes pasado (concretamente el 25 de septiembre), encontré la mejor
de las excusas para tomar el ave: presentar en La Carbornería, la emblemática
taberna cultural de la calle Levíes, la nueva edición de mi poemario “Aunque cubras mi cuerpo de cerezas”, que en el año 2004 fue ganador del premio nacional de la Fundación Miguel Hernández y editado por la Instituto Alicantino de Cultura. Aquel
libro –mi segunda obra de poesía–, tuvo muy buenas críticas y hasta Francisco Umbral le dedicó un artículo en El Mundo, pero llevaba muchos años agotado. El
milagro de su renacimiento (en estos tiempos que se reedite un libro de poesía
es casi milagroso), se lo debo a la asociación cultural Di-Fusión-a2, que tiene
su sede en Sevilla, razón de más para hacer la presentación pública del
flamante libro en su tierra.
La
nueva edición está hermosamente ilustrada por Saray Pavón y cuidando todos los
detalles ha estado Álex Ruiz, quien se encargó de hacer de maestro de
ceremonias en el acto de presentación.
El
recital se celebró un jueves, coincidiendo con muchos actos culturales en la
ciudad y debo reconocer, con toda honestidad, que no acudió mucha gente. Eché
de menos a muchas amigas y muchos amigos que estoy segura de que hubieran
querido acompañarme pero que por diversos motivos no pudieron asistir. Aun así,
a medida que avanzaba la velada y yo desgranaba los poemas del libro a cambio
de cerezas-palabra con las que el público estaba invitado a cubrir mi cuerpo,
la sala se fue llenando. Algunas personas venían al bar a tomar algo o a ver el
flamenco que habría después y se quedaron enganchados a la poesía y eso es algo
que siempre, siempre, me crea la mayor satisfacción. Cuando el perfo-recital
terminó sentí el calor de un público mucho más nutrido que cuando comenzamos y
ese bienestar, difícil de explicar, de haber compartido con los presentes no
sólo versos, sino pequeños trozos de mí misma convertidos en arte. Muchas
gracias a todos los que estuvisteis, a los que no estuvisteis pero os habría
gustado y a los que vais a escribir corriendo a taciturnosis@gmail.com
para encargar el libro ;)
Aquí os dejo un vídeo realizado por Saray Pavón con sus ilustraciones y su propia voz recitando uno de los poemas del libro, "No es culpa de la lluvia".
Aquí os dejo un vídeo realizado por Saray Pavón con sus ilustraciones y su propia voz recitando uno de los poemas del libro, "No es culpa de la lluvia".
Y aquí algunas fotos del recital (podéis ver más en mi Facebook)
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