Dicen sus organizadores que el festival CoruñaMayúscula "es la celebración de la palabra. Una fiesta que durará cinco días (del 20 al 24 de marzo de 2013)" y donde quieren "mostrar la diversidad de formas con las que la palabra se manifiesta en la actualidad: palabra leída, palabra papel, palabra electrónica, palabra tecnológica, palabra en movimiento, palabra visual, mordida y masticada, palabra en imágenes, palabra ilustrada porque todo, sin duda, empezó con una palabra.
Esta nueva edición del Festival CoruñaMayúscula pretende consolidar A Coruña como una cita anual para los creadores de todas nuestras comunidades autónomas (ya lo fue en su edición del año anterior con más de 30 autores de más de cinco comunidades autónomas), un escaparate para los consumidores de palabras de Coruña y un espacio de intercambio de experiencias donde el programa de actividades sea solo una referencia: la palabra puede ocurrir en cualquier momento. Todo es palabra."
Tuve la suerte de que ser invitada al nacimiento de este refrescante festival el año pasado y, en su primera edición, disfruté de la compañía de escritoras y escritores de una enorme talla literaria y humana. He de reconocer que nunca hasta entonces había estado en La Coruña y no pude entrar con mejor pie. Ahora me piden que vuelva. Si en la primera edición del festival sólo aporté un puñado de poemas, en esta ocasión esperan de mí que haga una performance que durará cuatro días. Una de esas acciones que yo disfruto por lo que tienen de reto, de conexión conmigo misma, con mis inquietudes interiores y con el público que las presencia, pero que tienen su cruz, su sacrificio. En este caso el sacrificio será que estaré cuatro días en una ciudad maravillosa sin poder disfrutar de la ciudad; cuatro días junto al mar (el mar que siento como una parte amputada de mí misma, como si alguna vez yo hubiera pertenecido a las algas aunque ahora esté condenada a tierra) pero no podré acercarme a él ni sumergirme en sus aguas; cuatro días rodeada de palabra, de literatura, de libros, sin tener ocasión de paladearlos; cuatro días sabiendo que a mi alrededor se desarrollan fabulosas actividades literarias y culturales sin poder asistir a ellas, sin poder conocer a sus participantes, sin poder conversar con ellos compartiendo la buena cocina gallega. Como contrapartida tendré ocasión de realizar una acción que, al mismo tiempo, tiene entidad por sí misma y sirve de enlace entre una performance anterior y un futura, de las cuales no puedo hablar ahora.
De momento "hasta aquí puedo leer". Cuando se acerque la fecha y los organizadores del festival me lo permitan iré facilitando más información.
En todo caso, mis queridos elefantes, tan abandonados en estos últimos meses, mi querido Vals, quiero compartir con la manada esta alegría: ¡vuelvo a mi elemento!
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