Ayer, paseando por Madrid, di por casualidad con una galería de arte relativamente nueva que hasta ahora no conocía, ArtePaso. Me llamó la atención la exposición que tenían en curso: "LUIS FEITO. Fuerza interior". No tuve más remedio que entrar a verla y admirar así cómo este artista octogenario al que admiro desde hace muchos años y cuyas obras de los 60 forman parte -en mi opinión y en la de muchos expertos- de la mejor pintura española del siglo XX, sigue teniendo ganas de explorar los caminos de la luz con una fuerza creativa arrolladora.
Las pinturas de esta nueva serie, realizadas en 2011, profundizan en el empleo predominante del rojo y el negro sobre blanco que el artista explora desde el año 2000 y en la búsqueda de la luz y la transparencia a partir de una gestualidad siempre presente en el trabajo de Luis Feito, la cual adopta ahora, si cabe, un protagonismo mayor convirtiendo el cuadro en puro movimiento.
Este maravilloso reencuentro fortuito con la obra de Feito me ha hecho recordar inevitablemente una de las experiencias más especiales de mi carrera poética: el momento en el que, en el año 2004, a través del galerista Alberto Cornejo, conocí al maestro del grupo El Paso y tuve el gran honor de colaborar con él en la creación de la carpeta de grabados "Tiempo de Luz", editada por la galería BAT. La carpeta se compone de tres aguafuertes de Feito cobijados en sendas capillas con otros tantos poemas míos.
Con tal motivo tuve ocasión de visitar la casa-taller del artista, que es prácticamente un museo no sólo de su propia obra (mantiene en su poder algunas obras maestras de cada una de sus etapas plásticas), sino de toda una colección de colecciones: pinceles de caligrafía oriental, bolas de piedras semipreciosas, cinturones, anillos, brazletes y otros objetos étnicos...
Durante una tarde muy agradable, Feito me habló de su trabajo y lo le hablé de poesía. Le enseñé mis poemas, recorrimos su estudio, me mostró sus colecciones y me habló de lo que le impulsaba a crear.
Además visité el taller de estampación con el que suelen trabajar Feito y Alberto Cornejo. Allí memostraron las planchas de la carpeta. Una verdadera obra de arte en sí mismas.
El resultado de aquel trabajo fue este:
Leer artículo "El diálogo entre las artes" de Rosa Naharro" dedicado a esta obra.
1 comentario:
¡Qué joya de edición! Me habías hablado de ella pero no la había visto, es precioso, me encantan los textos que te inspiraron! Un beso, guapa! S.
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