Una vez más La Domadora de Elefantes hizo bailar a su manada de paquidermos al compás de las bellas notas de un vals de Shostakovich.
Fue ayer sábado, día 19 de abril, en el Café Bambú de Colmenar Viejo; un refugio tropical donde la mujer-árbol se deshojó de nuevo para resucitar convertida en palabras vivas por el milagro de la poesía.
En la intimidad de la noche, espíritus y sirenas, insectos y amantes surgieron de las esquinas del silencio, mientras un otoño de versos cubría el suelo en ese refugio cálido, y fuera, la lluvia espejaba el mundo llenándolo de promesas.
Sí, llovía. La bendición del agua lamía el foco inmenso de una luna redonda como una madre encinta. No hay una luz mejor para hablar de esperanza.
FOTOS: Pedro G. Chain
Para escuchar el vídeo sin interferencias apagad primero la música de fondo del blog en el casete que aparece más abajo en la barra lateral
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10 comentarios:
Cuélgalo, sí.
Por favor.
¿Quién hubiera sido aquella noche mamífero de tristezas, de lluvias, de inventados inviernos que
marcean en pleno abril, de nidos de pájaros, para bailar a ese ritmo paquidérmico y montados todos
sobre el gran lomo de Shostakovich? Parece que todo fue de maravilla. Tu atavío es tan perfecto, madre de todos los elefantes alhajada con mil palabras descolgadas que parecen pájaros a punto de echar el vuelo -tus pequeños retoños de elefantes en el aprendizaje de sus iniciadas vidas. La mata de versos trepando las faldas del elefante que hay en ti va velando los duros labios de la caliza que hay en el resto del mundo. El mundo tendido entre tus encinas… y mientras, bajo tus enormes patas, el mar, que sestea. Me encantan las fotos, ya lo sabes. Perfecto paisaje de aquel reducto-refugio tropical donde nos haces pensar a todos que hay poesía absolutamente en todos los rincones, hasta en ese techo. Que hay, como dices tú, sirenas y espíritus, insectos y amantes, esparcidos todos en un suelo que fue posterior promesa de tus versos. Parece que te mueves con la misma agilidad con la que se mueven las ideas de los elefantes: rápidamente, seguramente, inteligentemente, elegantemente y tan tan poéticamente… Enhorabuena una y mil veces, pedazo de Pipilotti a tu manera. Apoyo la petición de Hugo: CUELGA VÍDEO POR FAVORRRRR
Bueno pues acabo de ver el vídeo, flautista de la sabana. Creo que me he adelantado a Hugo, jeje. Y la imagen resulta tan gráfica como dices. Hasta esa postura de esos otros elefantes que inclinan sus brazos-trompas hacia tu tronco enhiesto para beber en pleno desierto, de tus inmensas charcas de poemas. Perfecto espejismo.
Gracias, Nuria. Sé que habrá más, si no así será de otra forma, pero habrá más ocasiones para que te vuelvas también elefante y compartamos una selva de poemas.
Hugo, como ves los problemas técnicos se solucionaron y he colgado el vídeo, aunque me temo que la calidad es muy baja (¡y aún así tardó un mundo en subirse!) tengo que perfeccionar mis conocimientos sobre formatos.
Que bonito... me hubiese gustado verlo...
Sí, yo fuí elefante, y viví ese inmenso momento de la sabana repleta de hojas -folios dicen- mordidas por los labios de la poeta, que servian de alimento a la manada, que algunos recitaban,por haberlas comido en otras praderas, de memoria elefantíaca, la más persistente, y que va llenando el suelo, hasta hacer -como dice Nuria- del desierto inmensas charcas de poemas, para que todos se sumerjan en ella, y salga de esa sopa inmensa de versos una nueva vida, y una nueva forma de hacer llegar la poesía a los hambrientos del alma.
Si lo bello es dulce y agradable, todo quedó pringoso en esa noche. con tu gracia.
Un beso.
Cómo me hubiera gustado estar, mujer tormenta de papeles...
*
He podido verlo, pero no oírlo. No tiene sonido este ordenador. Cuando llegue a casa te escucho y te cuento.
Ahora sí he podido verlo como debía. Gracias.
Me vienen muchas imágenes a la mente al mismo tiempo:
Pienso, por ejemplo, en Oliverio en El lado oscuro del corazón, con sus poemas colgados de pinzas para la ropa. Pagándose la comida con ellos.
Pienso en el flautista de Hamelín atrayendo consigo a las ratas y a los niños.
Pienso en árboles díscolos que se dejan deshojar en primavera.
Pienso en anacronismos fantásticos.
Pienso en pornografía sentimental y literaria. Y que, de algún modo, eres una stripper de la cultura.
Me gusta mucho la idea, G. Provocadora y sutil.
Besos.
Pues sí, Hugo, hay un poco de todo eso que dices y es verdad que muchas veces me siento como una stripper orgullosa de serlo. Tus comentarios siempre me enriquecen. Muchas gracias.
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