Tiene tres años, diez meses y diez días y ya ha "escrito" su primer poema; fueron unos cuantos rayajos y garabatos en un folio que después "leería" a su "hijo" (el muñeco Lucas) cuando lo fuera a acostar. ¡Qué disgusto se llevó cuando su abuela, creyendo que aquello era sólo un papel sucio, lo tiró a la basura!; hubo que rescatarlo de urgencia, porque su autora no paraba de llorar diciendo “¿dónde está la posía que he escrito a Lucas?”. En el colegio apenas les han empezado a hablar de las vocales.
"Pero ¿no me presentas?"
También recita de memoria un ovillejo que compuse para ella porque cada noche antes de dormirse pedía a su madre o a su padre que le leyeran “una posía del libro que me está haciendo la tita" (ni que decir tiene que con tal demanda y expectación yo me puse manos a la obra y he terminado en un tiempo record el libro del que me siento más orgullosa). Al principio había que darle el pie para que ella respondiera a las tres preguntas preceptivas del poema, y aún así se atrevió a decirlo en público en un recital de adultos en la Biblioteca Gloria Fuertes, a la que va "a estudiar" (eso dice ella) todos los días después del cole. El recital era un acto familiar y entrañable organizado por la Fundación Gloria Fuertes y, aunque el público no era masivo -entre diez y quince personas, todos amigos y familia- sé de muchos que con 30 años no se atreven a ponerse delante de un micrófono frente un auditorio parecido. Ella se desenvolvió con desparpajo e incluso pidió ser presentada en el que para mí, desde ese momento, se convirtió en su primer recital; ese que no olvidaremos nunca.
Se llama Celia y dice que quiere ser potisa como su madrina y como Goria Fuetes. Hoy me ha llamado por teléfono ella sola para recitarme el ovillejo completo de carrerilla, se sentía orgullosísima, ¿imagináis cómo me he sentido yo?
3 comentarios:
¡pero que me la como...a besos! ¿Cómo me pude yo perder tal presentación...?. No me extraña que estés en estado de caracol activo. Ay, esa genética...y esa babilla que te delata, jó, tía.
Una pececilla amarilla limón
vigila la competencia... hoy uno no se puede fiar ni de su familia... veamos con qué nos sorprende la hermana jipi
Yo no tengo sobrinos de sangre, pero sí de corazón, ya lo sabes, y mientras te leo coloco entre el trapecio de mis ideas la imagen de éstos, así que me resulta muy sencillo imaginar la emoción y el orgullo que sentiste aquel día en el que tu querida Celia despuntaba al munco con toda la sensibilidad de la que es capaz, y tan excesiva de emociones. Ay, los niños, esos locos bajitos, qué seríamos sin ellos…
Ella es adorable, pero eso no es nada nuevo ¿verdad? y su nombre además, significa "Caída del cielo", vamos un ángel, en castellano, no podía ser menos. Debes de sentirte rotundamente complementada. Adorable también la historia de su pequeño hijo Lucas. Va a ser toda una pensadora, seguro.
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