En estos días la localidad de Llucmajor (Mallorca) rinde homenaje con
varios actos a la poeta María Antonia Salvá, con
motivo del 60 aniversario de su muerte acontecida
el 29 de enero de 1958. Aunque es una poeta que no se estudia en los libros de
texto de la mayoría de las provincias españolas, sí es ampliamente reconocida
en Cataluña y Baleares, por ser considerada la primera poeta moderna en lengua
catalana y por su vinculación tardía al movimiento literario de la Renaixença mallorquina
y posteriormente a la llamada Escola Mallorquina pero, sobre
todo, como señala Sebastià Alzamora en el prólogo a la antología de su obra publicada por Calambur
en 2006, por la estricta calidad de su poesía:
“A pesar de los tópicos que durante muchos años han pesado sobre su figura
y su obra, no resulta imprudente situar a Maria Antònia Salvà (Llucmajor,
Mallorca, 1869-1958) entre los poetas en lengua catalana más prominentes de su
tiempo: y no sólo por ser la primera mujer poeta en catalán que se inscribe en
la modernidad, como cierta crítica no se cansa de subrayar, sino por lo único
que debería realmente importarnos en cualquier poeta, esto es, el estricto
valor literario de su obra.”
¿Y por qué hablo ahora de esta poeta y de los
homenajes que se le rinden en un pueblito de Mallorca? Pues porque,
sinceramente, me apetece mucho presumir aquí, públicamente, de ser descendiente
directa de esta gran mujer, que era tía carnal y madrina de bautismo mi abuela
materna, María Gracia Salvá.
Cuando era niña, en uno de los primeros viajes a Mallorca de los que guardo
recuerdo, mi abuela nos llevó a mi hermana y a mí al ayuntamiento de Palma para
que viéramos la galería de retratos de "hombres ilustres". Entre
ellos solo había una mujer: Tía María Antonia (para mí ese será siempre su
nombre). Mi abuela nos lo enseñó con orgullo al igual que, algunos días después
en una excursión a Llucmajor, nos llevó a ver La
Espigolera, el monumento que la localidad luce orgullosa en honor a
la poeta, Hija Ilustre del municipio desde 1918, por cierto, hace ahora cien
años. Desde entonces, no había vez que viajáramos a la isla que no visitáramos
el lugar.
A la izquierda mi abuela Gracia con mi hermana Isabel. A la derecha mi madre (también Gracia) y yo. En medio La Espigolera, monumento a María Antonia Salvá en Llucmajor, su pueblo natal. |
Mi abuela hablaba con frecuencia de Tía María Antonia,
de la amistad que mantenía con la mayor parte de la intelectualidad mallorquina
de su época, pero también y sobre todo de la relación de cariño que mantuvo con
ella, su ahijada, y de los recuerdos que guardaba de la Llapassa, la finca
familiar donde la poeta creció. Y mientras nos contaba todo eso a mi hermana, a
mis primas y primos y a mí, nos inculcaba el orgullo de formar parte de un
árbol genealógico con raíces tan notables.
EL POEMA DE L’ALLAPASSA (1425-1925)
Salut oh camp, oh nom de l’Allapassa,
dolç arrecer on
té pairal redòs,
cinc voltes centenary, nostra raça
(...)
(...)
EL POEMA DE L’ALLAPASSA (1425-1925)
Salud solar, nombre de l’Allapassa,
suave cobijo de antiguo reposo
durante cinco siglos a mi raza.
(...) *
(*Traducción de Jaume Pomar en la citada
antología)
Con el tiempo, cuando empecé a desarrollar pasión por
la escritura y la poesía, mi abuela Gracia fue, junto a mi madre y mi padre,
una de las primeras personas que confió en mí. Estaba segura de que llegaría a
dedicarme a esto (gracias a la mediación directa o indirecta de mi abuela
conocí a algunas personalidades literarias, como por ejemplo, a Guillermo
Díaz-Plaja, íntimo amigo de la familia, a Leopoldo de Luis y a Blanca Mora de
Araujo, viuda de Miguel Ángel Asturias... Pero esa es otra historia que ya
contaré algún día). Cuando por fin empecé a publicar, solía decirme: "Me
gusta pensar que tus genes de poeta te vienen por mí: de la Tía María
Antonia". ¡Cómo me acuerdo hoy de ella!
Tía María Antonia no tuvo descendencia directa, por lo que su
legado literario quedó en manos de los descendientes de su hermano mayor,
Francisco Salvá de la Llapassa. Sin embargo, mi madre y mis tías conservan
todavía algunas fotos de la época y las cartas que la poeta escribió a su
ahijada –mi abuela– y que, como es fácil de imaginar, conforman para nosotros
todo un tesoro histórico y sentimental.
El mismo grupo de antes en actitud ahora informal, en la finca Son Coll de la familia Font. Agradezco ambas fotos a mi madre. |
Aparte del valor emocional que para mí tiene el nombre de María Antonia
Salvá al estar para siempre unido en mi recuerdo a la historia de mi abuela,
está claro que se trata de una figura de relevancia indiscutible desde un punto
de vista literario, y también por su papel fundamental en la lucha por mantener
vivas la lengua y la literatura mallorquinas, lo que la llevó a encontrarse
grandes dificultades para superar la censura en la época franquista, pese a lo
cual logró publicar en 1946 su obra “Llepolies i joguines”, el segundo libro
publicado en catalán en Mallorca en la inmediata posguerra. Y sin embargo, con
todo, al igual que les ocurre a muchas grandes mujeres que jugaron papeles
importantes en la historia de la cultura, es todavía una gran desconocida para
la mayor parte de la gente. Vaya desde aquí mi homenaje y mi recuerdo, para
rescatarla un poquito si es posible de esta injusta circunstancia.
Por desgracia no es fácil leer la poesía de María
Antonia Salvá, pues poco hay publicado hoy en día salvo la citada
antología de Calambur, que tiene el gran acierto de ser una edición bilingüe.
Rebuscando por internet, gran fuente actual de toda información, apenas es
posible encontrar un puñado de poemas y ninguno de ellos
traducido al castellano, lo que hace su poesía un poco menos accesible para
quienes no dominamos el mallorquín en que fueron escritos originalmente. Me
permito por ello transcribir algunos de sus poemas junto con la traducción
de Jaume Pomar extraídos de la mencionada
recopilación bilingüe, no sin antes recomendar a quien le interese profundizar
más en la obra de la autora que adquiera el libro, pues lo disfrutará
muchísimo:
EL ROSER DE CURA
Pobre feix de troncs i espines,
modest avui com antany,
floreix entre les ruïnes
un rosert de tot l’any.
La muntanya assolellada
aixeca a la llum del cel
la humil església tancada
i el xiprer, amic feel.
La teulada cau malmesa,
les parets se van desfent,
amb la son de la vellesa
que capfica lentament.
Oh Mare de Déu de Cura,
com vos plau la soledat,
que així us quedau a l’altura
dins un clos esbaldregat!
Com aimau les velles coses
que es perfumen de l’oblit,
i el roseret que fa roses
pel brancatge arrevellit!
Darrer músic de capella,
el petit roser gentil
tot l’any repeteix novella
la canço del mes d’abril.
Si les pluges no el remullen,
pateix sol i
pateix set,
I se baden I
s’esfullen
ses flors dins
un alt secret.
L’aridesa de l’altura
fila somnis de verger…
La Mare de Déu de Cura
beneeix l’humil roser.
EL ROSAL DE CURA
Pobre haz de troncos y espinas,
hoy modesto como antaño,
florece entre las ruinas
un rosal de todo el año.
La montaña soleada
levanta a la luz del cielo
la humilde iglesia cerrada
y el ciprés, amigo adepto.
Cae a trozos el tejado,
las paredes se deshacen,
todo lo ha deteriorado
la vejez que hunde sin pausa.
¡Oh Madre de Dios de Cura,
feliz en la soledad,
que así os quedéis en la altura
rota vuestra calidad!
¡Cómo amáis las viejas cosas
que se aroman del olvido,
y el rosal que da las rosas
en ramaje envejecido!
Postrer músico en capilla,
el rosalito gentil
repite, día tras día,
la canción del mes de abril.
Si las lluvias no le calan,
sufre sed y sufre soles,
y se abren y se deshojan
en gran secreto sus flores.
La sequedad de la altura
hila sueños de bancal…
La Madre de Dios de Cura
bendice el pobre rosal.
A UNA LLUERNA
Com me plau trobar.te, petita lluerna
encesa en la vasta solitud del camp,
minúscula espurna de claror de llamp,
sempre tan antiga i ara un xic moderna.
encesa en la vasta solitud del camp,
minúscula espurna de claror de llamp,
sempre tan antiga i ara un xic moderna.
Quan el temps arriba que els anyells són tosos,
respirant idil·lis deixes ton racó:
si eixamples les ales, ets un avió;
tens, com l'automòbil, dos llumets verdosos.
respirant idil·lis deixes ton racó:
si eixamples les ales, ets un avió;
tens, com l'automòbil, dos llumets verdosos.
A UNA LUCIÉRNAGA
Me parece encontrarte, pequeña
luciérnaga,
luz sobre la vasta soledad del campo,
chispa tan minúscula, igual que el
relámpago,
siempre tan antigua y hoy modernizada.
Cuando el tiempo llega de esquilar
vellosas,
respirando idilios dejas tu rincón:
cuando abres las alas, eres un avión;
tienes, como el coche, dos luces
verdosas.
LLUNETA DEL PAGÈS
Lluneta del pagès,
jo estic dins ca teva
i tu no dius res.
jo estic dins ca teva
i tu no dius res.
Jo tenc un aucell
que canta l'aubada
i a cada passada
se bada un clavell.
que canta l'aubada
i a cada passada
se bada un clavell.
Jo sent un mussol
que plora, i voldria
cantar nit i dia
com un rossinyol.
que plora, i voldria
cantar nit i dia
com un rossinyol.
Lluneta del pagès,
jo estic dins ca teua,
lluneta del pagès,
i tu no em dius res.
jo estic dins ca teua,
lluneta del pagès,
i tu no em dius res.
LUNITA DEL PAYÉS
Lunita del payés,
he venido a tu casa
y no me dices nada.
Tengo un pajarito
que canta en el alba
y con cada trino
se abre un clavel.
Yo oigo a un mochuelo
que llora, y querría
cantar noche y día
como un ruiseñor.
Lunida del payés,
he venido a tu casa,
lunita del payés,
y no me dices nada.
GALANIA RÚSTICA
–Qui serà, qui no serà,
deia una colla d'amigues,
qui ens dugué el ramell d'ortigues
a la taula del planxar...?–
La més jove va callar
i cor endins va gustar
mel de raïms i de figues.
deia una colla d'amigues,
qui ens dugué el ramell d'ortigues
a la taula del planxar...?–
La més jove va callar
i cor endins va gustar
mel de raïms i de figues.
RÚSTICA GALANÍA
–¿Quién será, quién no será,
decía un grupo de amigas,
quién puso el ramo de ortigas
en la tabla de planchar…?
La más joven se calló
y en silencio degustó
miel de uvas y de higos.
EL NÚVOL
Decau el jorn. Un nuvolat compacte
sobre el cel de llevant, àvidament
assedegat del sol que fuig, intacte,
esdevé roig com un fornàs ardent.
sobre el cel de llevant, àvidament
assedegat del sol que fuig, intacte,
esdevé roig com un fornàs ardent.
A poc a poc es va apagant l'ardència
i el núvol resta lívid sobre el camp;
immòbil i amb sobtada refulgència,
de ses entranyes emergeix el llamp.
i el núvol resta lívid sobre el camp;
immòbil i amb sobtada refulgència,
de ses entranyes emergeix el llamp.
LA NUBE
Decae el día. Un nubarrón compacto
en el cielo de levante, ávidamente
sediento de aquel sol que huye, intacto,
se torna rojo como hornal ardiente.
Poco a poco apágase la ardencia
y es lívida la nube sobre el campo;
de pronto inmóvil en su refulgencia,
de sus entrañas emerge el relámpago.
EPÍLEG
Jovenesa, flor morada;
sol ponent, boirella d'or;
qualque estel a la vesprada,
heus aquí mon viu tresor.
sol ponent, boirella d'or;
qualque estel a la vesprada,
heus aquí mon viu tresor.
Quan llueixi l'estelada,
pugui en l'alta nit callada
adormir-se, en pau, mon cor.
pugui en l'alta nit callada
adormir-se, en pau, mon cor.
EPÍLOGO
Juventud o flor de lila;
sol poniente, niebla de oro;
una estrella vespertina,
he aquí mi vivo tesoro.
Con la luz de cielo estrellado,
en la alta noche callado,
mi alma en paz está dormida.
CASA PAGESA
Volguda casa pagesa,
plaent com una escomesa,
oberta com una mà,
com una mà sempre estesa
que convida a reposar.
Com l’herba de foravila,
ets l’amor del solellet.
Tens una jove pubila,
i una padrina que fila,
i aigua que apaga la set.
Ta xalesta emparralada
acull tothm, amatent;
tens per tots bona arribada,
i una cadira cordada
on pasar-se el cansament.
Tens davant una perera
rica d’esplets exquisits,
i al costat una Figuera
que revolten per Sant Pere
els infants enllepolits.
Filats fusada a fusada,
tens dins la Caixa tancada
llençols nets, de bona olor
–la que els dóna la bugada
quan els pren la mornor–.
Tens estormies de figues,
tens pa damunt el raol,
tens oronelles amigues,
i ets rossa com les espigues
granades al bes del sol.
I com a joia heretada
del bon temps de l’avior,
una estrella mostrejada
ta paret blanca forada
i a ta llar dóna claror.
Benhaja ta senzillesa
i aqueix noble confiar
que em té l’ànima corpresa,
volguda casa pagesa,
oberta com una mà!
CASA PAYESA
Querida casa payesa,
grata como una acogida,
abierta como una mano,
como una mano tendida
que invita siempre al descanso.
Cuan hierba de las afueras,
dulce amor del solecillo.
Tienes una única hija,
y una abuela que hila,
y agua que apaga la sed.
Tu alegre puerta emparrada
se abre a todos, diligente;
siempre acoges la llegada,
y ofreces silla ensogada
al cansancio de la gente.
Tienes un peral con peras,
ricos frutos exquisitos,
y al lado una gran higuera
que rodean por San Pedro
siempre golosos los niños.
Hilados husada a husada,
hay un tu caja cerrada
sábanas de buen olor
–el que les dio la colada
al blanquear su color–.
Tienes posaderas de higos,
el pan en cesta trenzada,
tienes pájaros amigos
y eres rubia como el trigo,
por el sol fuiste besada.
Y como joya heredada
de la buena antigüedad,
una estrella mostreada
tu pared blanca horadada
a tu hogar da claridad.
¡Bienhaya tu confiada
y noble vida sin daño
que tiene mi alma prendada,
querida casa payesa,
aberta como una mano!
Aunque, como se puede apreciar, los paisajes y paisanajes de su tierra
tienen un peso protagónico en una gran parte de su obra, a veces la poeta se
adentra en el terreno de la devoción y, en ocasiones, se deja llevar por
reflexiones de corte casi filosófico sobre el devenir del tiempo.
El siguiente poema me resulta sorprendente e incluso un tanto críptico. Lo reproduzco porque, al ser yo una “doncella del año dos mil” me siento de algún modo interpelada:
A LES DONZELLES DE L’ANY DOS MIL
Oh vosaltres, pressentides flors d'amor i gentilesa
que viureu quan mon passatge s'haurà fet esborradís;
jo us endreç per aleshores, amical, una escomesa
que s'allunya, de mos versos dins l'esbart voleiadís.
que viureu quan mon passatge s'haurà fet esborradís;
jo us endreç per aleshores, amical, una escomesa
que s'allunya, de mos versos dins l'esbart voleiadís.
A LAS DONCELLAS DEL AÑO DOS MIL
Oh vosotras, presentidas flores de amor
y gentileza
que viviréis cuando mi pasaje se habrá
hecho borradizo;
yo os dirijo para entonces, amical, una
propuesta
que se aleja de mis versos en el grupo
voladizo.
El poema que transcribo a continuación para cerrar el post no está en la
antología de la cual he extraído los demás. Se trata de una traducción
que he hecho yo misma con la ayuda de mi tía Carmina (sobrina nieta de la
poetisa, al igual que lo es mi madre) que es quien lo ha encontrado.
ESPIGOLALLES
Sol ardent. Bella collita
per l’extens ametllerar.
“Arri, arri, somereta:
anirem a espigolar…”
La gerreta plena d’aigua
i al cistell el berenar,
si d’espigues no se’n troben,
de records bé n’hi haurà.
Ben cordada l’espardenya,
quin delit ve de cantar
per pinars i conradissos
amb el fresc embat de mar!
Les tonades de la terra
Déu les vulgui conservar,
i les danses a la lluna
que la son fan allunyar.
Sol ardiente. Bella cosecha
por el extenso almendral.
"Arre, arre, borriquita:
nos iremos a espigar... "
La jarrita llena de agua
y en la cesta buen manjar,
si de espigas no se encuentran,
de recuerdos bien habrá.
Bien atada la espardeña,
¡qué deleite da el cantar
por pinares y bancales
con el frescor de la mar!
Las tonadas de la tierra
Dios las quiera conservar,
y las danzas a la luna
que el sueño harán alejar.
ESPIGOLALLES
Sol ardent. Bella
collita
per l’extens
ametllerar.
“Arri, arri, somereta:
anirem a espigolar…”
La gerreta plena d’aigua
i al cistell el
berenar,
si d’espigues no se’n
troben,
de records bé n’hi
haurà.
Ben cordada l’espardenya,
quin delit ve de
cantar
per pinars i conradissos
amb el fresc embat de
mar!
Les tonades de la
terra
Déu les vulgui
conservar,
i les danses a la
lluna
que la son fan
allunyar.
También la recogieron otros medios locales. |
Placa conmemorativa descubierta en el cementerio de Llucmajor durante el homenaje a la poeta y, abajo, detalles de la ofrenda floral. |