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María Antonia Salvá (sentada a la izquierda, con un pañuelo en la cabeza), acompañada de su familia.
De pie, de izquierda a derecha: Francisco Salvá Font, sobrino de María Antonia y tío abuelo mío; Antonio Salvá de la Llapassa, hermano de de la poeta (mi bisabuelo); y un hombre cuya identidad mi madre desconoce (por uno momento pensamos que podría ser el sacerdote y poeta Costa i Llobera, gran amigo de María Antonia, pero, aunque la foto no está fechada, por el aspecto de los niños debe de ser entre 1920 y 1922, por lo que es imposible que se trate de él ya que sería mucho más mayor que el hombre de la foto). Sentadas: la poeta junto a su cuñada Isabel Font (esposa de Antonio y bisabuela mía) y su ahijada María de Gracia (mi abuela). |
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El mismo grupo de antes en actitud ahora informal, en la finca Son Coll de la familia Font.
Agradezco ambas fotos a mi madre. |
Aparte del valor emocional que para mí tiene el nombre de María Antonia
Salvá al estar para siempre unido en mi recuerdo a la historia de mi abuela,
está claro que se trata de una figura de relevancia indiscutible desde un punto
de vista literario, y también por su papel fundamental en la lucha por mantener
vivas la lengua y la literatura mallorquinas, lo que la llevó a encontrarse
grandes dificultades para superar la censura en la época franquista, pese a lo
cual logró publicar en 1946 su obra “Llepolies i joguines”, el segundo libro
publicado en catalán en Mallorca en la inmediata posguerra. Y sin embargo, con
todo, al igual que les ocurre a muchas grandes mujeres que jugaron papeles
importantes en la historia de la cultura, es todavía una gran desconocida para
la mayor parte de la gente. Vaya desde aquí mi homenaje y mi recuerdo, para
rescatarla un poquito si es posible de esta injusta circunstancia.
Por desgracia no es fácil leer la poesía de María
Antonia Salvá, pues poco hay publicado hoy en día salvo la citada
antología de Calambur, que tiene el gran acierto de ser una edición bilingüe.
Rebuscando por internet, gran fuente actual de toda información, apenas es
posible encontrar un puñado de poemas y ninguno de ellos
traducido al castellano, lo que hace su poesía un poco menos accesible para
quienes no dominamos el mallorquín en que fueron escritos originalmente. Me
permito por ello transcribir algunos de sus poemas junto con la traducción
de Jaume Pomar extraídos de la mencionada
recopilación bilingüe, no sin antes recomendar a quien le interese profundizar
más en la obra de la autora que adquiera el libro, pues lo disfrutará
muchísimo:
EL ROSER DE CURA
Pobre feix de troncs i espines,
modest avui com antany,
floreix entre les ruïnes
un rosert de tot l’any.
La muntanya assolellada
aixeca a la llum del cel
la humil església tancada
i el xiprer, amic feel.
La teulada cau malmesa,
les parets se van desfent,
amb la son de la vellesa
que capfica lentament.
Oh Mare de Déu de Cura,
com vos plau la soledat,
que així us quedau a l’altura
dins un clos esbaldregat!
Com aimau les velles coses
que es perfumen de l’oblit,
i el roseret que fa roses
pel brancatge arrevellit!
Darrer músic de capella,
el petit roser gentil
tot l’any repeteix novella
la canço del mes d’abril.
Si les pluges no el remullen,
pateix sol i
pateix set,
I se baden I
s’esfullen
ses flors dins
un alt secret.
L’aridesa de l’altura
fila somnis de verger…
La Mare de Déu de Cura
beneeix l’humil roser.
EL ROSAL DE CURA
Pobre haz de troncos y espinas,
hoy modesto como antaño,
florece entre las ruinas
un rosal de todo el año.
La montaña soleada
levanta a la luz del cielo
la humilde iglesia cerrada
y el ciprés, amigo adepto.
Cae a trozos el tejado,
las paredes se deshacen,
todo lo ha deteriorado
la vejez que hunde sin pausa.
¡Oh Madre de Dios de Cura,
feliz en la soledad,
que así os quedéis en la altura
rota vuestra calidad!
¡Cómo amáis las viejas cosas
que se aroman del olvido,
y el rosal que da las rosas
en ramaje envejecido!
Postrer músico en capilla,
el rosalito gentil
repite, día tras día,
la canción del mes de abril.
Si las lluvias no le calan,
sufre sed y sufre soles,
y se abren y se deshojan
en gran secreto sus flores.
La sequedad de la altura
hila sueños de bancal…
La Madre de Dios de Cura
bendice el pobre rosal.
A UNA LLUERNA
Com me plau trobar.te, petita lluerna
encesa en la vasta solitud del camp,
minúscula espurna de claror de llamp,
sempre tan antiga i ara un xic moderna.
Quan el temps arriba que els anyells són tosos,
respirant idil·lis deixes ton racó:
si eixamples les ales, ets un avió;
tens, com l'automòbil, dos llumets verdosos.
A UNA LUCIÉRNAGA
Me parece encontrarte, pequeña
luciérnaga,
luz sobre la vasta soledad del campo,
chispa tan minúscula, igual que el
relámpago,
siempre tan antigua y hoy modernizada.
Cuando el tiempo llega de esquilar
vellosas,
respirando idilios dejas tu rincón:
cuando abres las alas, eres un avión;
tienes, como el coche, dos luces
verdosas.
LLUNETA DEL PAGÈS
Lluneta del pagès,
jo estic dins ca teva
i tu no dius res.
Jo tenc un aucell
que canta l'aubada
i a cada passada
se bada un clavell.
Jo sent un mussol
que plora, i voldria
cantar nit i dia
com un rossinyol.
Lluneta del pagès,
jo estic dins ca teua,
lluneta del pagès,
i tu no em dius res.
LUNITA DEL PAYÉS
Lunita del payés,
he venido a tu casa
y no me dices nada.
Tengo un pajarito
que canta en el alba
y con cada trino
se abre un clavel.
Yo oigo a un mochuelo
que llora, y querría
cantar noche y día
como un ruiseñor.
Lunida del payés,
he venido a tu casa,
lunita del payés,
y no me dices nada.
GALANIA RÚSTICA
–Qui serà, qui no serà,
deia una colla d'amigues,
qui ens dugué el ramell d'ortigues
a la taula del planxar...?–
La més jove va callar
i cor endins va gustar
mel de raïms i de figues.
RÚSTICA GALANÍA
–¿Quién será, quién no será,
decía un grupo de amigas,
quién puso el ramo de ortigas
en la tabla de planchar…?
La más joven se calló
y en silencio degustó
miel de uvas y de higos.
EL NÚVOL
Decau el jorn. Un nuvolat compacte
sobre el cel de llevant, àvidament
assedegat del sol que fuig, intacte,
esdevé roig com un fornàs ardent.
A poc a poc es va apagant l'ardència
i el núvol resta lívid sobre el camp;
immòbil i amb sobtada refulgència,
de ses entranyes emergeix el llamp.
LA NUBE
Decae el día. Un nubarrón compacto
en el cielo de levante, ávidamente
sediento de aquel sol que huye, intacto,
se torna rojo como hornal ardiente.
Poco a poco apágase la ardencia
y es lívida la nube sobre el campo;
de pronto inmóvil en su refulgencia,
de sus entrañas emerge el relámpago.
EPÍLEG
Jovenesa, flor morada;
sol ponent, boirella d'or;
qualque estel a la vesprada,
heus aquí mon viu tresor.
Quan llueixi l'estelada,
pugui en l'alta nit callada
adormir-se, en pau, mon cor.
EPÍLOGO
Juventud o flor de lila;
sol poniente, niebla de oro;
una estrella vespertina,
he aquí mi vivo tesoro.
Con la luz de cielo estrellado,
en la alta noche callado,
mi alma en paz está dormida.
CASA PAGESA
Volguda casa pagesa,
plaent com una escomesa,
oberta com una mà,
com una mà sempre estesa
que convida a reposar.
Com l’herba de foravila,
ets l’amor del solellet.
Tens una jove pubila,
i una padrina que fila,
i aigua que apaga la set.
Ta xalesta emparralada
acull tothm, amatent;
tens per tots bona arribada,
i una cadira cordada
on pasar-se el cansament.
Tens davant una perera
rica d’esplets exquisits,
i al costat una Figuera
que revolten per Sant Pere
els infants enllepolits.
Filats fusada a fusada,
tens dins la Caixa tancada
llençols nets, de bona olor
–la que els dóna la bugada
quan els pren la mornor–.
Tens estormies de figues,
tens pa damunt el raol,
tens oronelles amigues,
i ets rossa com les espigues
granades al bes del sol.
I com a joia heretada
del bon temps de l’avior,
una estrella mostrejada
ta paret blanca forada
i a ta llar dóna claror.
Benhaja ta senzillesa
i aqueix noble confiar
que em té l’ànima corpresa,
volguda casa pagesa,
oberta com una mà!
CASA PAYESA
Querida casa payesa,
grata como una acogida,
abierta como una mano,
como una mano tendida
que invita siempre al descanso.
Cuan hierba de las afueras,
dulce amor del solecillo.
Tienes una única hija,
y una abuela que hila,
y agua que apaga la sed.
Tu alegre puerta emparrada
se abre a todos, diligente;
siempre acoges la llegada,
y ofreces silla ensogada
al cansancio de la gente.
Tienes un peral con peras,
ricos frutos exquisitos,
y al lado una gran higuera
que rodean por San Pedro
siempre golosos los niños.
Hilados husada a husada,
hay un tu caja cerrada
sábanas de buen olor
–el que les dio la colada
al blanquear su color–.
Tienes posaderas de higos,
el pan en cesta trenzada,
tienes pájaros amigos
y eres rubia como el trigo,
por el sol fuiste besada.
Y como joya heredada
de la buena antigüedad,
una estrella mostreada
tu pared blanca horadada
a tu hogar da claridad.
¡Bienhaya tu confiada
y noble vida sin daño
que tiene mi alma prendada,
querida casa payesa,
aberta como una mano!
Aunque, como se puede apreciar, los paisajes y paisanajes de su tierra
tienen un peso protagónico en una gran parte de su obra, a veces la poeta se
adentra en el terreno de la devoción y, en ocasiones, se deja llevar por
reflexiones de corte casi filosófico sobre el devenir del tiempo.
El siguiente poema me resulta sorprendente e incluso un tanto críptico. Lo
reproduzco porque, al ser yo una “doncella del año dos mil” me siento de algún
modo interpelada:
A LES DONZELLES DE L’ANY DOS MIL
Oh vosaltres, pressentides flors d'amor i gentilesa
que viureu quan mon passatge s'haurà fet esborradís;
jo us endreç per aleshores, amical, una escomesa
que s'allunya, de mos versos dins l'esbart voleiadís.
A LAS DONCELLAS DEL AÑO DOS MIL
Oh vosotras, presentidas flores de amor
y gentileza
que viviréis cuando mi pasaje se habrá
hecho borradizo;
yo os dirijo para entonces, amical, una
propuesta
que se aleja de mis versos en el grupo
voladizo.
El poema que transcribo a continuación para cerrar el post no está en la
antología de la cual he extraído los demás. Se trata de una traducción
que he hecho yo misma con la ayuda de mi tía Carmina (sobrina nieta de la
poetisa, al igual que lo es mi madre) que es quien lo ha encontrado.
La cuestión es que al ponerme
a escribir este pequeño artículo quise incluir en él el poema a la
espigolera en el que se supone que está inspirado el monumento de Llucmajor. Al
no encontrarlo por mis propios medios le pedí ayuda a mi tía, que conserva una
biblioteca bastante extensa de obras de María Antonia Salvá en sus ediciones
originales, heredada en gran parte de mi abuela y completada con sus propias
adquisiciones. Tras mucho investigar, hemos llegado a la conclusión de que
no hay –al menos nosotras no lo hemos encontrado tras consultar muchísimos
libros–, ningún poema titulado exactamente "La espigolera", pero sí
hay varios inspirados en las labores de las gentes del campo. Uno de los que
más se acercan a lo que buscábamos es este “Espigolalles”, palabra
con la que se nombra en Mallorca a las espigas que quedan al borde del camino
cuando se ha recogido la cosecha y que yo, por simplificar, he traducido como
“Espiguillas”, permítaseme la licencia. Pertenece al libro “El Retorn”
(Editorial Moll. Mallorca, 1949).
ESPIGOLALLES
Sol ardent. Bella collita
per l’extens ametllerar.
“Arri, arri, somereta:
anirem a espigolar…”
La gerreta plena d’aigua
i al cistell el berenar,
si d’espigues no se’n troben,
de records bé n’hi haurà.
Ben cordada l’espardenya,
quin delit ve de cantar
per pinars i conradissos
amb el fresc embat de mar!
Les tonades de la terra
Déu les vulgui conservar,
i les danses a la lluna
que la son fan allunyar.
ESPIGUILLAS
Sol ardiente. Bella cosecha
por el extenso almendral.
"Arre, arre, borriquita:
nos iremos a espigar... "
La jarrita llena de agua
y en la cesta buen manjar,
si de espigas no se encuentran,
de recuerdos bien habrá.
Bien atada la espardeña,
¡qué deleite da el cantar
por pinares y bancales
con el frescor de la mar!
Las tonadas de la tierra
Dios las quiera conservar,
y las danzas a la luna
que el sueño harán alejar.