jueves, 28 de noviembre de 2013

El hilo de la memoria en el espacio experimental Art Room de Madrid

En marzo pasado, en el contexto del festival literario Coruña Mayúscula, puse en marcha mi proyecto LA RED DE LA MEMORIA, un trabajo artístico de largo recorrido que ahonda en la relación que existe entre el recuerdo individual y la memoria colectiva, entre la transmisión oral de tradiciones y vivencias y la construcción del entramado de recuerdos con los que se construye la verdadera historia de la humanidad.

La humanidad es efímera, pero lo que somos prevalece en la memoria de los que nos siguen. Cada uno de nosotros existirá mientras perviva en el recuerdo de alguien un rastro, siquiera un hilo, una ínfima palabra, una sensación, que naciera de nuestro paso por la tierra. 

Si un abuelo transmite a su nieto un recuerdo, aunque ni siquiera sea suyo, aunque solo forme parte de una historia que alguien le contó cuyo origen puede no saber a ciencia cierta donde se encuentra, en ese recuerdo habrá rastros, fibras de memoria de distintas personas que, mediante esa transmisión, seguirán existiendo.

Ese es el punto de partida de mi proyecto, que se divide en dos partes: recolección y performance. La fase de recolección comenzó, como ya he dicho, hace unos meses en La Coruña, y consiste en la colocación de una mesa de recogida de memorias y de lanas (o cualquier material tejible) en espacios públicos y entornos privados. Esa es la materia prima con la que confeccionaré mi red de recuerdos (en la segunda parte del proyecto) y por eso le he dado el nombre de "El hilo de la memoria".

Hace dos semanas, el 15 de noviembre, fui invitada por el espacio experimental Art Room de Madrid a instalar mi mesa de recogida en el contexto de la exposición individual de la artista Lola Díaz. El resultado de esa tarde entrañable en la que me reencontré con muchos amigos fue una buena cosecha de memorias.

jueves, 14 de noviembre de 2013

La mirada es un ala (conspiración poética)

Todo empezó con una adiestradora de caracoles invisibles llena de pájaros en la cabeza (es decir, con una escritora que tiene el mismo ADN poético que yo) y un jardinero de árboles huérfanos que, alentados por la idea que había sembrado en sus inquietas almas un pintor especializado en alas y cicatrices, conspiraron. Conspiraron primero a solas en su oficina nocturna rodeados por el bullicio de la Alameda de Hércules en una primaveral noche de noviembre. Después atraparon en su conspiración a esta domadora de elefantes que casualmente estaba por esas tierras sevillanas de visita, persiguiendo, junto a otros poetas, los rastros de Cernuda en las calles y paredes de la ciudad.

No les resultó difícil atraparla porque tenían el cebo perfecto, la droga preferida de esta que os escribe: ARTE Y POESÍA. Más concretamente, la tentaron con eso a lo que sabían que ella jamás diría que no: la posibilidad de hacer un recital, un improvisado recital, en un espacio rodeado de cuadros abstractos, invitando a amigas y amigos a los que ella deseaba ver y saludar y abrazar. ¿Cómo resistirse a eso?

Así que el jardinero de árboles huérfanos y la adiestradora de caracoles aparicios (que aparecen y desaparecen) se llevaron a esta poeta visitante, entusiasmada, constipada, medio afónica, ilusionada y feliz a su siguiente sede. Bendito despacho de horas intempestivas donde, a eso de las tres de la mañana, tomando infusiones (que en otros locales nos habían negado) y agua caliente con limones flotando, nos planteamos cómo convocar, a eso de las diez de la mañana, para un acto que se celebraría esa misma tarde. Había posibilidades de que nos encontrásemos los tres solos recitando, pero eso no importaba nada, tendríamos poesía, arte y un espacio pequeño pero fantástico en el Pasaje Mallol, ¡qué más podíamos pedir!

Lola Crespo, maquinando algo

Aure Gallego, trazando el plan
 Como resultado de aquella fabulación insomne, a la tarde siguiente me encontré recitando en una pequeña galería de cuyos muros colgaban los cuadros de Jorge Mejías y en la que un perchero de árbol con genética claramente surrealista, daban frutos con forma de trompeta.

Gracia Iglesias, recogiendo el fruto (en sus labios afónico)
de un perchero surrealista
Lola Crespo, con su cálida voz, ejerció de maestra de ceremonias abriendo la puerta a las historias que llegarían después y Aure Gallego me prestó su pincel para ungir con versos las manos del artista anfitrión.

Una presentación cariñosa y cercana

Recitar con el abrigo puesto es la mejor forma
de poder quitárselo una después (lógico, ¿no?)
Y poco a poco, me fui poniendo cómoda, me quité la gorra, el abrigo, las botas... y me dejé llevar por la improvisación, arropada por el grupito (nutrido grupito diría yo, dadas las circunstancias) de amigas y amigos allí congregados. Recité poemas, algunos de memoria y otros elegidos al azar (o al azahar, que es lo único que le faltaba a esa noche que, ¡a 9 de noviembre! aún olía a jazmines) por el público entre las páginas de mis libros, conté  historias...

El pintor Jorge Megías, rodeado de su obra, contempla a la poeta
ante un público de amigos que hizo que la velada fuera cercana y cálida

Una cajita de cedro que contenía...
El tiempo parecía haberse detenido, no existía para mí, porque en ese instante era absolutamente feliz y en alas de la felicidad incluso me dejé llevar al territorio del cuento, convirtiendo en niños y niñas a todos los allí presentes, ¡y hasta cantamos!

¡Qué de gente! No está nada mal, para haber hecho la
convocatoria, inesperadamente, esa misma mañana
Era inevitable que en un momento un otro, todo aquello estallara en un hermoso abrazo.

Abrazos, abrazos, abrazos. Pero no al final,
no, eran necesarios antes de terminar
¡Gracias! Mil gracias a los conspiradores y a quienes vinisteis a verme (Jesús, José, Fran, Cármenes, Vicky, Álvaro, Dani, Irene...) ¡Gracias por este regalo inesperado!

Cernudiana

De izd. a dcha. y de atrás hacia delante: José Cereijo,
Gracia Iglesias, Alma Pagés, Miguel Losada,
Pepa Nieto, Fermín Higuera, Juana Vázquez y un chico
desconocido que se coló en la foto.
Empiezo por decir que el título de este post es robado: robado del nombre con el que el poeta Jesús del Real identificó las fotos que me ha mandado hace poco por mail, las que hizo durante el pasado fin de semana en el que ambos coincidimos en Sevilla con motivo de un homenaje a Luis Cernuda y que, en su mayoría, son las que ilustran esta pequeña crónica.

Y es que el pasado 5 de noviembre se cumplieron 50 años de la muerte del autor de “Los placeres prohibidos” y, para conmemorar esa efemérides, una expedición compuesta por decenas de poetas de muy diversas procedencias, capitaneada por María Jesús Fuentes y Miguel Losada, desembarcó en la ciudad del Guadalquivir con el fin de llevar a cabo dos actos: uno en el Ateneo de Sevilla, en el que se leyeron composiciones inéditas de los asistentes dedicadas a Cernuda junto a versos del propio poeta; y un recorrido por las calles sevillanas más emblemáticas de su historia, desde la casa en el callejón del Agua en la que vivió y a cuyo gran magnolio dedicó un precioso texto en “Ocnos”, hasta su casa natal en la calle del Aire, hoy tristemente en ruinas. En cada parada de esta singular peregrinación se leyó, se recitó y se rememoró la difícil relación de amor-odio-añoranza que mantuvo el escritor hasta el final de su vida con la ciudad de la que salió en 1938 para ir a vivir a Reino Unido y a la que ya nunca volvió tras su exilio definitivo en América en 1947.


Un momento del acto en el Ateneo
Pero aunque los actos fueron muy emotivos, lo mejor del viaje para mí fue que me permitió reencontrarme con amigas y amigos muy queridos en una ciudad que amo y a la que siento que pertenezco de algún modo, aun sin haber nacido o vivido en ella. Y por si eso fuera poco, tuve la ocasión de conocer a otras personas estupendas con las que desde ahora estoy segura de que seguiré manteniendo un contacto basado en nuestro común amor por la literatura y las artes en general. 

Así que, si como escritora antes tenía una deuda de gratitud con Cernuda por la obra que dejó tras de sí, hoy, como persona corriente, le agradezco que haya sido la excusa perfecta para un viaje maravilloso.


Algunos de los poetas en el Callejón del Agua, frente a la placa
que recuerda el magnolio al que Cernuda dedicó un Poema

Jesús del Real leyendo un poema en el callejón del Agua, frente
a la casa en la que vivió el poeta

Una de las placas conmemorativas que pueden encontrarse
en la ciudad

viernes, 18 de octubre de 2013

Videoarte con conciencia de género


Una mujer sube por una empinada escalera. La escena es en blanco y negro, pero el contexto es contemporáneo; así lo demuestra la arquitectura, y también el aspecto de la mujer que viste un traje clásico de chaqueta y falda, medias claras y zapatos oscuros de medio tacón, porta un bolso grande con aspecto de ser casi una cartera y lleva el pelo suelto en melena. Lo más significativo es que no enseña su rostro, lleva puesta una máscara: no muestra sentimientos, la edad no existe para ella, no puede permitirse envejecer, enfurecerse, ser débil. No puede, porque unos pasos por detrás de ella avanza un hombre, su atuendo mucho más informal: camisa blanca, pantalón negro y zapatos oscuros, no lleva chaqueta ni corbata, ni siquiera cartera o maletín, pero sí un lazo, una terrible soga anudada que lanza hacia la mujer, deteniéndola y atrayéndola hacia atrás, como haría un cowboy para llevar al redil a una vaca descarriada. Mientras la mujer se recompone y recupera el ritmo él ha avanzado y se ha puesto por delante. Un personaje secundario aparece, es otra mujer vestida de negro que baja las escaleras con la cabeza gacha y se cruza fugazmente con los protagonistas de la escena principal, pero me cuesta creer que nada sea secundario en este vídeo; todo tiene un significado. La protagonista, sin desalentarse, reemprende la subida y da alcance a su oponente dejándolo atrás, más este vuelve a enlazarla, a ponerle la zancadilla. La escena se repite varias veces hasta que ambos, él cómodamente, ella haciendo el doble de esfuerzo por llegar a la meta, alcanzan la cumbre de la escalera. En ese momento el hombre, en un último empujón vuelve a lanzar hacia atrás a su rival y, con paso firme, llega hasta las puertas de un edificio; puertas de cristal que franquea sin problema alguno. Unos segundos después llega ella, ha tenido que recuperarse del último embate, liberarse de la soga y recomponer su aspecto, pero lo ha logrado, por fin está en la cima, a punto de entrar a ese selecto espacio rotulado como “Corporativo diamante”, pero no lo consigue, no puede entrar; por más que lucha contra las puertas de cristal, estas le cierran el paso, le bloquean la entrada, la dejan fuera de juego, fuera de todo. En un ataque de ira la mujer lanza su cartera hacia el cristal que se hace añicos, llenándolo todo con la luz blanca de una poderosa onda expansiva. El vídeo termina.

Esta potente metáfora visual, obra de la artista mexicana Teresa Serrano, lleva por título Glass Ceiling (techo de cristal) y es una de las 28 piezas de videoarte firmado por mujeres que pudieron verse en Madrid esta semana en la muestra Feminis-Arte. Audiovisuales y género, organizada por la Fundación Autor y comisariada por Margarita Aizpuru. Se trata de una elegante forma de meter el dedo en la llaga, de apuntar a una estructura social y empresarial culpable de que más del 90% de los directivos de empresas públicas y privadas hoy en día en todo el mundo sean hombres, en contraste con el elevado porcentaje de mujeres que, al menos en occidente, llena las aulas de las universidades alcanzando titulaciones superiores, títulos de postgrado y cualificaciones que, en término medio, destacan por encima de las de sus colegas varones.

De eso, de plantear una mirada de género no necesariamente feminista pero sí femenina, trataba la muestra en la que los asistentes pudimos disfrutar la obra de 22 autoras de variada procedencia (España, Suecia, Suiza, Guatemala, Brasil, Uruguay, Chile, México, Costa Rica y Cuba). ¿Dónde está la diferencia entre feminismo y mirada de género? Pues en que el primero siempre parte del segundo, pero no necesariamente a la inversa, es decir, la mirada de género consiste en ver la realidad desde la conciencia de ser mujer o de ser hombre, asistiendo a las diferencias biológicas que existen entre ambos géneros, pero también a la diferenciación impuesta por la sociedad y la cultura. La reivindicación feminista parte de la mirada de género femenina pero esta no tiene por qué ser siempre reivindicativa, como explica muy bien la comisaria de la muestra en una entrevista que le realizó la Revista Claves de Arte en el año 2009.

“Hoy hay mucha confusión terminológica, pues hay gente que entiende que posicionarte desde el género en arte es lo mismo que posicionarte desde un discurso feminista. El género es parte de lo femenino y lo masculino, es decir, tener en cuenta el género en el análisis, tener en cuenta que existe una posición masculina o femenina u otro género, un tercer género, una acumulación o un mestizaje de géneros, que existe en tus análisis o en tus trabajos artísticos” .

(*) El vídeo aquí enlazado documenta
la performance "Diluidas en agua" que
se realizó en Zaragoza. La proyección
de Feminis-Arti documentaba,
con un montaje diferente,
la misma acción realizada en
Salamanca. Sin embargo ambas son
la misma obra.
Volviendo a Feminis-Arte, como es natural, en las más de dos horas que duró la proyección hubo piezas que me llegaron mucho más profundamente que otras. Así por ejemplo, del primero de los bloques en los que por motivos temáticos se agrupaban los vídeos, titulado Cuerpo, poder y violencia de género, destaco sin lugar a dudas el elegante trabajo Diluidas en agua(*) de la brasileña Beth Moyses quien, como de costumbre, nos pone delante de un ritual purificador en el que lo femenino salva a lo femino, las mujeres limpian la sangre de las mujeres y con el agua se diluye el pasado iluminando la esperanza de un futuro mejor. La sutileza y carga poética de esta obra contrastaban con la brutalidad de la performance Confesión de Regina José Galindo que abrió el bloque. La guatemalteca, en la línea habitual de su trabajo –el cual, dicho sea de paso, admiro y respeto– muestra en este vídeo más de dos minutos de violencia en estado puro. Sin embargo debo decir que el efecto logrado no me resultó tan interesante como en otras obras suyas y, pese a que los roles de maltratado y víctima corresponden en la performance a un hombre fuerte y a una mujer pequeña (ella misma), en mi opinión esta obra se encuadraría mejor en el discurso político de la artista que dentro de sus trabajos con visión de género, y así lo demuestra incluso el título.

Tras la pieza La Liberté Raisonnée de Cristina Lucas, la violencia y el maltrato daban paso a la parodia en el bloque titulado Clichés identitarios, deconstrucciones y parodias, que he de decir que es el que más flojo me pareció, a excepción de Perdón de la sueca Anna Jonsson, un vídeo que más allá de su superficie cómica resulta perturbador y contiene una ácida crítica a la sumisión impuesta. Las artistas españolas María Cañas, Yolanda Domínguez e Isabel García Martínez completaban el catálogo de esta subsección.


Agrupadas bajo el paraguas de Visiones sobre el amor y la vida, las obras de Priscilla Monge, Carmen F. Sigler, Patricia Betancur y Cecilia Barriga mostraban un tono marcadamente metafórico. De este grupo destacaría, para mal, el vídeo Cómo morir de amor de la primera de las mencionadas, la única de las 28 obras proyectadas que no me gustó absolutamente nada ni en fondo ni en forma; casi cinco minutos de desagradable morreo de una chica –de la cual sólo vemos los labios y la lengua, apenas la nariz aplastada y de vez en cuando un ojo– contra un cristal que se va manchando con el carmín de sus labios, idilio que acaba cuando la protagonista toma un arma y se dispara en la boca provocando un vómito inmediato de evidente sangre artificial para, después de un fundido, levantarse y marcarse como si nada. El supuesto mensaje simbólico, demasiado pobre, queda torpemente empañado por una pésima gestión del tiempo de la obra, lo cual es un error fundamental en materia audiovisual donde el ritmo interior es uno de los elementos clave de la narración ya sea esta documental, ficcionada o poética. Si le sumamos la mala iluminación que parecía ser fruto de deficiencias técnicas más que de un uso verdaderamente intencionado de la escasez de luz con fines dramáticos, la mala calidad del vídeo y la burda resolución de la acción, el resultado es que la obra no está a la altura de la selección.

Por fortuna Cecilia Barriga volvía a subir el listón con el pequeño documental Im Fluss (del que se puede ver un fragmento aquí) que, en oposición a todos los errores que he señalado antes, parte de una idea clara ejecutada de forma técnicamente impecable  y con un ritmo perfecto que fluye como las aguas de ese río del título, eterna metáfora de la vida, convertido aquí en escenario principal y sustancia donde navegan las confidencias de dos mujeres de edad, amigas y amantes, que reflexionan sobre la vida, la pareja, el paso del tiempo, la vejez y la soledad. Todo ello envuelto en un tono de intimidad que logra el difícil objetivo de hacer un discurso universal a partir de la sencillez que emana de lo particular y a veces lo anecdótico.

Con el río de la artista chilena, aproximadamente a la mitad del metraje total la proyección llegaba a su cénit en el bloque que personalmente encontré más interesante, titulado Working Women, que incluía las piezas Vengarnos del cansancio, vengarnos del mal sueño del colectivo Mujeres Creando de Bolivia, Working Girl de la suiza Corine Stuebi, Ellas, filipinas de Marisa González y la ya descrita Glass Ceiling de Teresa Serrano. La mujer en el campo, la mujer en la ciudad, la mujer víctima de las exigencias sociales, de la emigración y del machismo. Cada uno de los vídeos de este bloque muestra distintas realidades desde perspectivas diferentes.

A la hermosa combinación de poesía y documental que, tomando la falta de sueño como motivo, refleja la dura realidad de la vida de la mujer trabajadora boliviana, le seguía el videoclip de estética futurista de la artista suiza en el que la protagonista es la mujer urbana desempeñando los papeles que la sociedad espera de ella. Después Marisa González, la artista más veterana y de trayectoria más consolidada de entre las 22 seleccionadas para esta muestra, ponía ante nuestros ojos en “Ellas, filipinas” la cara más humana de un fenómeno de emigración masiva puramente femenino; el de las más de 150.000 mujeres de nacionalidad filipina que a causa de la crisis económica en su país se han visto obligadas a dejar atrás su casa y sus familias para ir a trabajar como empleadas domésticas en Hong Kong bajo condiciones muy duras. El grupo se cerraba con el simbólico “Techo de cristal” con el que yo abrí este texto.

Cambiando de temática, pero sin bajar el nivel, Florencia P. Marano y Estíbaliz Sadaba –ambas españolas– abrían una reflexión sobre las Identidades Múltiples con los vídeos Test de la vida real y Soy un hombre, respectivamente. En el primero (que es una pieza de 10 minutos extraída y condensada a partir de este documental más amplio) P. Marano  nos plantea, desde las reflexiones en primera persona de un queer, las alternativas al dualismo de género predominante en nuestra sociedad, con un discurso sin artificios, aparentemente sencillo pero de una intensa profundidad filosófica; un relato de esos que te dejan semillas en la cabeza para seguir pensando después de los títulos de crédito. Pero no había tiempo para pararse a pensar en la Sala Berlanga, había que dejar la reflexión para otro momento –para hoy, por ejemplo– porque inmediatamente después Sadaba nos golpeaba con el patrón masculino del idioma castellano en el que la humanidad es “el hombre”  y reclamaba para la mujer su lugar en la historia y en el mundo. Tres perturbadoras mutaciones creadas infográficamente por Marina Núñez remataban la serie.


Mujeres a cielo abierto: caminos y vidas propias, es el nombre que la comisaria de la muestra eligió para una especie de cajón de sastre en el que contener cinco audiovisuales –o más bien tres más uno doble, pues los dos finales forman un continuo– que poco tienen en común salvo quizá una marcada intencionalidad simbólica. De este apartado me quedo con No pisar el césped de Carmela García, un vídeo de apariencia documental compuesto de tres piezas precedidas por una introducción en la que una voz en off recita el poema Es una gran suerte, de  Wislawa Szymborska, uno de cuyos versos da nombre al conjunto. Aunque a primera vista parece que no existe ninguna relación entre los relatos en primera persona de las tres mujeres a las que sigue la cámara de Carmela García, la clave está en las palabras de Szymborska, en la importancia del tiempo y de lo efímero, del detalle y la anécdota: “esta ambivalencia que es estar o ser, un ser permanente y un ser momentáneo”, reflexiona la joven francesa de la primera escena. “Cuando cambias de sitio y nadie te conoce, nadie sabe tu historia… eres la que eres en ese momento”, afirma la cosmopolita estudiante del segundo relato. “Las ciudades, los mapas, los lugares somos nosotros. Yo soy el lugar”, concluye la última de las mujeres que, con estas palabras, pone punto final al vídeo.

El cuerpo propio, el bello cuerpo femenino en comunicación con su entorno es el leitmotiv del trabajo de Mapi Rivera, que en este caso nos mostraba a la mujer, generadora de vida, integrándose en la matriz original del barro primigenio en su videoperformance El agua y la tierra originales. Los trabajos de Macarena N. Cáceres y Glenda León cerraban la intensa proyección cuya alta calidad y notable interés no sólo artístico, sino también social y filosófico no fueron correspondidos por la cantidad de público en la sala, apenas una docena de personas en la sesión a la que yo asistí, si bien hay que decir que era la última de cuatro pases repartidos en dos días y que comenzaba a las nueve de la noche, algo tarde para un miércoles laborable. Quizá habría sido mejor hacer un solo pase durante cuatro días que dos pases diarios durante dos jornadas. Sin embargo no estoy muy segura de si esa medida habría contribuido a que estas jornadas de videocreación tuvieran un mayor alcance, ya que su repercusión mediática ha sido lamentablemente nula. Parece que hay cosas que todavía va a costar mucho cambiar y la presentación de cualquier panfleto autobiográfico firmado por una figura del deporte (negro mediante), por poner un ejemplo, tiene muchísima más cabida en los medios que el arte contemporáneo y más, muchísima más, que el arte contemporáneo con conciencia de género. Menos mal que a mí me lo contó una amiga y tuve la ocasión de no perdérmelo. 

martes, 1 de octubre de 2013

El mago del cine que dejó tuerta a la luna

No hay nada que me guste más que asistir a un acontecimiento artístico, ya sea leer un libro, ver una película o una obra de teatro, escuchar un concierto o visitar una exposición y, antes incluso de terminar, sentir la imperiosa necesidad de compartir la experiencia con todas las personas a las que quiero que sé que disfrutarían tanto como yo y estar ya deseando repetir. Eso, exactamente, es lo que me ha pasado hoy mientras saboreaba con dos amigas la magnífica exposición “Georges Méliès. La magia del cine” que actualmente puede verse en Caixa Forum Madrid, un estupendo montaje construido a partir de objetos animados e inanimados, dibujos, fotografías, piezas de vestuario original, algún que otro manuscrito y proyecciones de películas completas o fragmentos de la filmografía de Méliès, así como de otras imágenes animadas que podríamos considerar algo así como piezas de arqueología de la historia del cine, pertenecientes a la a la Cinémathèque Française que, según el folleto de la exposición, dispone de la colección más importante a escala mundial de películas y objetos del director que dejó tuerta a la luna.

Para comprender la obra y el verdadero talento del genial prestidigitador de la imagen en movimiento, que realizó más de 500 películas entre 1888 y 1923 (y que a buen seguro habría seguido trabajando hasta su muerte de no haberse cruzado en su camino la Segunda Guerra Mundial haciendo añicos su fábrica de ficciones y maravillas) la exposición hunde sus raíces en los orígenes mismos del cine: las sombras animadas, la linterna mágica, la fantasmagoría y la cronofotografía, así como en el ilusionismo, la magia y la fantasía, que fueron los tres condimentos fundamentales con los que Méliès aderezó la fórmula de los sueños.

La exposición nos descubre al Méliès dibujante, ilusionista, escenógrafo, coreógrafo, actor, al geógrafo de la imaginación que siguió los mapas de Julio Verne para hacernos viajar a través de lo imposible y llegar hasta la luna en unos cuantos fotogramas, al apasionado hombre capaz de construir un estudio de cine de cristal, para poder aprovechar cada minuto de luz natural del día. Ese polifacético creador cuya genialidad, simplificada hasta reducirla a un solo fotograma que pasó a la historia del cine con tal brillo que eclipsó a su autor, era prácticamente desconocida para muchas personas –entre las que me incluyo– hasta que Martin Scorsese decidió rendirle homenaje en 2011 con su película Hugo cobra volumen y consistencia real a través de los objetos que cuentan su historia en esta exposición. Aunque podría parecerlo, no se trata de un personaje de ficción, sino de alguien real cuyo ingenio fue incluso más desbordante de lo que dejaba adivinar el retrato pintado por Scorsese.



Es evidente que la muestra me ha gustado. La recomiendo encarecidamente con la recomendación de ir a disfrutarla con tiempo suficiente, por dos razones: la primera porque sólo yendo despacio se pueden saborear las proyecciones y accionar los praxinoscopios, estroboscopios y linternas mágicas; la segunda porque ahora para entrar en Caixa Forum hay que pagar entrada de modo que quizá alguno le dé pereza visitar la exposición dos veces abonando sus correspondientes tiques (aunque merece la pena).

Respecto a la no gratuidad de esta sala de exposiciones, podría escribir aquí otro post completo, pero se me hace tarde. Tan sólo diré que nunca he estado en contra de que la cultura se pague, antes al contrario, considero necesario que la gente valore los hechos culturales y, por desgracia, tengo sobrada experiencia para afirmar que cuando no se paga no se aprecia suficiente el valor de las producciones culturales. Sin embargo, sí me choca la forma drástica e inopinada en que se ha impuesto la medida, así como que no haya bonificaciones para personas desempleadas o pensionistas (las que más tiempo tienen para ver exposiciones y, por desgracia, también las que cuentan con menos recursos para ello). Dicho esto, por supuesto, tal y como están las cosas, prefiero que me cobren una entrada a que cierren las puertas de Caixa Forum y abandonen el fabuloso edificio del jardín vertical, dejándonos huérfanos de las excelentes exposiciones y la oferta cultural que hasta ahora viene ofreciendo este espacio.

De paso lanzo un aviso a navegantes: disfrutad de La Casa Encendida y de otros espacios culturales dependientes de la obra social de las cajas de ahorros españolas que, tal y como está el patio, parecen abocados a desaparecer o a replantearse su política de actividades gratuitas o a bajo coste. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

Programación de otoño de la Casa del Lector

Me envían de la CASA DEL LECTOR la programación de Diálogos de Otoño, segunda etapa de su apuesta formativa a la que han dado el nombre de Diálogos de Lectura. 

Han programado tres interesantes acciones formativas antes de Navidad:

·        De la cuna a la nube. Un itinerario lector que involucra a la familia
 ·        Álbumes ilustrados. Educar la mirada
 ·        La biblioteca escolar de calidad, ¿utopía o ilusión? Dinamización de la lectura desde la biblioteca escolar en educación infantil y primaria

También nos invitan a visitar "Lectura Bibliotecas LIJ", el Scoop.it que han creado y en el que hay más de 700 entradas relacionadas con cuestiones de animación a la lectura, literatura, etcétera. Como me ha parecido interesante lo comparto y espero que también sea de vuestro interés.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Dalí, Disney, Facebook y YouTube

Facebook es una especie de organismo vivo que puede despertar recelo en quien no lo conoce y que, de hecho, en ocasiones te atrapa y te devora, pero también es una interesante forma de establecer y mantener contactos tanto profesionales como personales y, lo mejor de todo, una fuente inagotable de hallazgos y redescubrimientos. Hoy, por ejemplo, gracias a esa red social he sabido que en YouTube (otro gran escaparate donde se puede encontrar desde lo más zafio a lo más memorable) es posible disfrutar del cortometraje “Destino”, fruto de una afortunadísima colaboración entre dos monstruos de la creatividad, Dalí y Walt Disney. Esta pequeña joya del cine se pergeñó completa en 1946 pero, por razones fundamentalmente económicas, no fue realizada efectivamente hasta 2003. Una obra maestra que para mí era absolutamente desconocida hasta que este verano fui a ver la gran exposición dedicada al genio de Figueras por el Museo Reina Sofía.

"Destino" un cortometraje resultado de la unión de Walt Disney y Salvador Dalí


En aquella ocasión lamenté que la única manera de ver la película fuera de pie, con la incomodidad añadida de los visitantes pasando por delante del proyector y tras hacer cola para poder usar uno de los dos únicos auriculares disponibles para poder escuchar la banda sonora que es, creo yo, algo fundamental en cualquier película de Disney, y esta no es una excepción. Recuerdo haber comentado con mi marido que era una lástima que Disney no se hubiera atrevido a distribuir comercialmente este maravilloso corto, y que me gustaría mucho poder disfrutarlo en condiciones más cómodas. Vamos, en otras palabras, que si estuviera en DVD yo lo compraría y sé que lo vería una y otra vez, porque tiene una especie de magia hipnótica que hace que no me canse de verlo. Hoy, como decía al principio, gracias al comentario de una amiga de una amiga en una publicación de esta última en Facebook, he podido disfrutar nuevamente de “Destino”, tal y como quería. Después, saltando de enlace en enlace, gracias a la Wikipedia (¿qué decir de esta enciclopedia global de verdades y mentiras?), acabo de saber que “Destino está actualmente disponible como añadido especial en las películas Fantasía y Fantasía 2000 Edición Especial Blu-ray+DVD lanzado el 30 de noviembre de 2010”. Como tengo las dos “fantasías” en DVD corriente, todavía no tengo un reproductor de Blu-ray y esas ediciones especiales suelen costar un riñón o dos, de momento, me contento con la versión disponible on-line y doy gracias por haberla descubierto.

Y, dicho todo esto, aprovecho para hacer aquí una crítica a la exposición sobre Dalí del MNCARS. He de decir, antes de nada, que me gustó tanto la muestra que fui dos veces y hubiera ido muchas más si la distancia y otras obligaciones no hubieran sido un obstáculo.


Al haber visitado el Museo Dalí de Figueras y haber estado en su casa de Port Lligat ya conocía muchas de las obras expuestas, aunque evidentemente en una gran retrospectiva de ese tipo siempre se encuentran algunas sorpresas maravillosas. Pero, para mí, lo más interesante era precisamente la gran cantidad de material audiovisual reunido en la muestra: publicidad para televisión; fragmentos de conferencias y apariciones públicas; noticias del NO-DO sobre el artista; happenings, acciones y performances; el largometraje “Un perro andaluz” de Buñuel; un fragmento de “Recuerda” de Hitchcock con decorados de Dalí y lo que, en mi modesta opinión, eran las dos joyas de todas las proyecciones: el documental “Autoportrait mou de Salvador Dalí” (“Autorretrato blando de Salvador Dalí”) de Jean-Christophe Averty, rodado en 1966, y el cortometraje “Destino” del que acabo de hablar. 

Dediqué una de mis dos visitas exclusivamente a ver de principio a fin todas esas filmaciones, tras lo cual acabé agotada y con todos mis huesos vapuleados. Y precisamente con esto último tiene que ver mi crítica y reproche al museo madrileño, ya que se refiere a las malas condiciones en las que se proyectaron las películas y la tortura que suponía verlas. Y es que, para poder disfrutar de los audiovisuales yo, como cualquier otro visitante que quisiera hacer lo mismo, tuve que tirarme por los suelos, sufrir la interferencia de las personas que pasaban entre el proyector y la pared (la mayoría de las películas se proyectaban directamente en los muros del museo, entre los cuadros), en algunos casos me vi obligada a esperar turno para escuchar el audio en los auriculares disponibles y, lo que es peor, no me quedó más remedio que ver los 70 minutos del documental de Jean-Christophe Averty (versión original subtitulada en castellano) a ratos de pie, a ratos tirada por los suelos y (en los momentos de más fortuna) mortificada en algún rincón de los tres o cuatro bancos (¿o debería decir potros de tortura?) disponibles para la proyección.

Vale que las piezas más cortas eran como pequeñas mirilla a través de las cuales el Dalí más excéntrico se presentaba ante los visitantes como la mejor de sus obras de arte: él mismo. Pero para poder ver “Un perro andaluz”, “Destino” y, sobre todo, “Autoportrait mou de Salvador Dalí” hubiera sido muchísimo mejor establecer horarios regulares de proyección en alguno de los salones de actos del museo (que para eso tiene al menos dos). Así el público podría haberse organizado mejor y habría disfrutado cómodamente de las películas.


Por supuesto, ya sé que como traca final de la exposición el Reina Sofía organizó dos días de proyecciones donde se pudieron ver de esta forma todos los vídeos, pero, ¡por el amor de dios! ¡fueron sólo dos días!, dos días muy concretos (no todos podíamos permitirnos ir al museo esos días), en un formato maratón y con aforo lógicamente limitado. Demasiado poco en comparación con los millones de visitantes que pasaron por la exposición y a los cuales se les negó, de algún modo, la posibilidad de gozar al completo de una muestra que, por lo demás, repito, era digna de todo elogio.

sábado, 3 de agosto de 2013

El vuelo de la Oropéndola - acción realizada en la calle La Mina nº 46 de Guadalajara en agosto de 2013

El 2 de agosto de 2013, a las 18,30h., mi Oropéndola y yo salimos del local de la calle La Mina de Guadalajara que había servido de nido a un gran número de actividades culturales durante nueve meses, con rumbo quién sabe a qué destino. 

Esta salida fue el final de un ciclo y, como todo final, es el comienzo de otro. Para escenificar simbólicamente este tránsito, me serví de un invento revolucionario creado por LAURADOM, el
Un instrumento "dedicado a todos los pequeños empresarios que cada día deciden su camino".

El momento fue inmortalizado por la cámara del fotógrafo Enrique Delgado:







El vuelo de mi Oropéndola

Hace poco más de una semana cumplí mi primer aniversario como empresaria. El día 25 de julio de 2012, con tres amigos que desde ese momento se convirtieron en socios, firmé la constitución de la empresa Oropéndola Espacio Cultural S.L. que desde más o menos un mes antes, pero sobre todo a partir de ese momento, pasó a ocupar prácticamente todos los espacios de mi tiempo y una parte central de mi vida. En aquel proyecto deposité mi ilusión, mis fuerzas, mi trabajo, mi empeño y, por supuesto, mis ahorros, con la esperanza de ofrecer a Guadalajara un espacio singular para la cultura, el ocio, el aprendizaje y el desarrollo personal.

Hoy, un año después, puedo decir con orgullo que aquel objetivo un tanto utópico empezaba a cumplirse con unas maravillosas perspectivas y habiendo llegado mucho más lejos de lo que yo misma esperaba de nuestros primeros doce meses de vida (que, a efectos prácticos, han sido escasos nueve meses de actividad real). Pero, por desgracia, en el camino he descubierto que a veces es peligroso confiar en algunas personas y que no siempre aquellos a los que cuentas entre tus mejores amigos son los mejores compañeros en determinadas aventuras.


Y como en el mundo en que vivimos el éxito de una empresa no se mide por su desarrollo relativo o su potencial de crecimiento sino por los números más crudos; y como de esos números depende el poder pagar más o menos por un espacio físico donde desarrollar nuestras propuestas; y como algunas personas ponen el dinero por delante de la lealtad, la amistad y el compromiso, persiguiendo avariciosamente los "ciento volando" en lugar de dar cobijo al pequeño "pájaro en mano" (en este caso a la pequeña oropéndola) hasta que crezca y se convierta en un hermoso pájaro dorado, pues resulta que en lugar de festejar el primer año de vida de mi espacio cultural, he tenido que hacer las maletas y marcharme del local por el que pa
gaba una renta a uno de esos amigos convertido en socio de la propia empresa que, finalmente, ha mostrado su verdadero rostro al comportarse como un casero avaricioso en lugar de hacerlo como socio y muchísimo menos como amigo.

Al quedar mi Oropéndola sin nido, no he tenido más remedio que cesar la actividad. Aquí podéis leer mi carta de despedida a quienes con alegría, generosidad y cariño me han (me habéis) acompañado en este camino.

Pero no se trata de una despedida definitiva. En cuanto me recupere física, emocional y económicamente del esfuerzo realizado y de esta tempestad inesperada que ha provocado el naufragio, gracias al apoyo de mi familia y a las palabras de aliento que estoy recibiendo de todos los rincones de la red, de mis verdaderos amigos y de quienes han sentido que la labor realizada merecía la pena, estoy dispuesta a volver a intentarlo. Trataré de volver a alzar el vuelo.

Como muestra de ello, cuando ayer cerré tras de mí por última vez la puerta del local que ha sido la casa de Oropéndola hasta ahora, quise salir a la calle con una pequeña acción simbólica, una miniperformance de la que fueron testigos conscientes Laura Domínguez y Enrique Delgado y accidentales los vecinos, conductores y viandantes que pasaban por la calle La Mina en aquel momento. En el siguiente post, podéis ver algunas fotografías.



lunes, 15 de abril de 2013

"El mundo de Casimiro. Memorias de un saltamontes" ya tiene segunda edición.

Qué alegría, hoy, por fin, después de dos años agotado, mi poemario infantil "El mundo de Casimiro. Memorias de un saltamontes", vuelve a estar en circulación, porque acaba de salir la segunda edición. ES una gran noticia para mí, porque se trata de un libro al que tengo muchísimo cariño, no sólo porque resultó ganador del Premio Luna de Aire, sino por la ilusión y el cuidado con que lo escribí, y por la bonita edición que de él hicieron.

Aquí os dejo una foto de los ejemplares que acabo de recibir en Oropéndola.

Gracia Iglesias, El mundo de Casimiro, poesía, infantil, literatura, libros, Oropéndola, Guadalajara, Premio Luna de Aicre, CEPLI, UCLM, saltamontes,

Gracia Iglesias, El mundo de Casimiro, poesía, infantil, literatura, libros, Oropéndola, Guadalajara, Premio Luna de Aicre, CEPLI, UCLM, saltamontes,
Por si todavía no le conocéis, os presento a Casimiro.

lunes, 25 de marzo de 2013

"El hilo de la memoria" - 33 horas en un escaparate

De vuelta en casa, con la maleta cargada literalmente de recuerdos, después de haber pasado 33 horas en el escaparate de una librería coruñesa a lo largo de cinco días, recogiendo y grabando las memorias de las personas que pasaban por ahí. El balance es un total de 154 grabaciones que suman más de 5 horas de recuerdos, memorias y evocaciones registrados. 

Tengo que agradecer públicamente al Festival Coruña Mayúscula  que me haya dado la oportunidad de poner en marcha allí mi proyecto "LA RED DE LA MEMORIA" con esta  performance titulada "El hilo de la memoria" que muchos habéis seguido en la página de Facebook del festival y en Twitter (con el hashtag #Elhilodelamemoria). Gracias, especialmente, a Pedro Ramos, director de esta celebración mayúscula de la palabra, por haber pensado en mí en la segunda edición de un festival al que le deseo muchos años de vida, con el apoyo de la Concejalía de Cultura de A Coruña.

Gracias a Andrés Ibáñez Ramos, por el cariño, la ilusión y la sonrisa con la que nos ha hecho la vida más fácil a todos los participantes, y también por su recuerdo y su poema-vampiro.

Gracias de todo corazón a Sanmi, por cuidarme tanto y tratarme como una princesa, incluso mientras luchaba contra el feroz ataque de la primavera.

Gracias a Alfonso Rego por las fotos y la crema de calabaza, sobre todo, pero también por su buen humor y sus historias de Phileas Fogg (con algas luminosas incluidas).

Gracias a Javier Pintor por su amistad tan cálida y cercana, su amplia sonrisa, su entrega absoluta a la cultura y, por encima de todo, gracias por esos minutos en el escaparate de la librería, que nunca olvidaré.

Sé que un agradecimiento público siempre se queda corto: mencionas a las personas que más cerca has tenido, pero hay tantas otras que han estado ahí, trabajando, aportando su luz, sus ideas, su esfuerzo, su alegría, su ilusión. Tengo que dar las gracias a Javier, Amparo y Pepa, de la librería Arenas, por haberme facilitado las cosas en todo momento y al propio Manuel Arenas, dueño del histórico establecimiento, por haber permitido que ocupara su escaparate durante una semana. No me olvido tampoco de las chicas del photocall y de las demás colaboradoras y colaboradores de camiseta negra que se han encargado de la logística y los desplazamientos durante el festival, ni del estupendo chef de Oído Cocina (¿Luis?) que nos hacía pecar cada noche con sus exquisitos platos.

Siempre guardaré, con especial cariño, el recuerdo de los escritores y las escritoras que han participado en las distintas actividades del festival y con los que he tenido la ocasión de convivir: ha sido un placer reencontrarme con los queridos Gonzalo Escarpa, Ángel Zapata, Yolanda Castaño, Carmen Ramos... y conocer a Jordi Corominas, Tatiana Sánchez Garland, Dores Tembrás, Doménico Chiappe, Kepa Murua, Fernando Marías...

Y por último pero, como se suele decir, no por eso menos importante (yo diría más bien que al contrario, es lo más importante), tengo que dar las gracias a todas las personas que han participado en esta acción: a los que se han sentado a mi mesa y, generosamente, han compartido conmigo sus recuerdos; a quienes por alguna razón no lo han hecho, pero han animado a algún amigo o amiga o familiar a hacerlo; a quienes, desde la distancia, han seguido mis actualizaciones en Facebook y en Twitter y a quienes, quizá en este momento, acaban de encontrarse con este post o con alguno de los rastros que ha dejado la acción en internet o en la prensa y deciden incorporarse a "La Red de la Memoria" enviándome una grabación de su voz narrando alguna memoria o recuerdo. ¡GRACIAS!



jueves, 21 de marzo de 2013

Enhebrando recuerdos en Coruña Mayúscula

Ayer comenzó el festival de literatura CoruñaMayúscula, en el que este año participo con la acción "EL HILO DE LA MEMORIA", primera parte de un proyecto más amplio llamado "LA RED DE LA MEMORIA", basado en la recuperación de recuerdos y memorias para crear un hilo sonoro con el que tejer una red de palabras y recuerdos que tejeré simbólicamente cuando el archivo de audio esté preparado.

Una mesa en el escaparate de la librería Arenas, situada en los cantones de Coruña, un ordenador y un micrófono son mis instrumentos de trabajo. Desde ayer a las siete de la tarde escucho y grabo los recuerdos de quienes se quieran sentar a mi mesa y enhebrar sus palabras. 

Al desconcierto, y en algunos casos la timidez inicial, de aquellos a quienes les propongo que me presten un recuerdo, siguen historias sobre primeros encuentros de amor: la primera novia, el primer libro, la primera película de cine, el primer hijo, el primer nieto... del colegio, las escapadas a la librería, la Coruña de hace algunas décadas, los tiempos de la mili... Todo queda registrado, formará parte de mi red. Entre recuerdo y recuerdo, comparto mis experiencias con el mundo que hay más allá de este cristal, a través de las redes sociales (https://www.facebook.com/CorunaMayuscula y https://twitter.com/Gracia_iglesias).

Ayer por la noche hizo algo de frío, pero ahora, después de una mañana gris, regada por una lluvia suave y casi invisible como de aspersor, el sol entra a raudales por la cristalera del escaparate. Me estoy poniendo morena y hace calor. ¿Será el abrigo de las palabras, de las miradas de la gente cuyos cabellos despeinados por el viento contemplo mientras escribo estas palabras? Hoy es el primer día de primavera, el Día Internacional de la Poesía, el Nowruz (año nuevo) persa, el segundo día de costura en este taller de palabras. 

miércoles, 20 de febrero de 2013

CORUÑA MAYÚSCULA 2013 - Próximamente

Dicen sus organizadores que el festival CoruñaMayúscula "es la celebración de la palabra. Una fiesta que durará cinco días (del 20 al 24 de marzo de 2013)" y donde quieren "mostrar la diversidad de formas con las que la palabra se manifiesta en la actualidad: palabra leída, palabra papel, palabra electrónica, palabra tecnológica, palabra en movimiento, palabra visual, mordida y masticada, palabra en imágenes, palabra ilustrada porque todo, sin duda, empezó con una palabra. Esta nueva edición del Festival CoruñaMayúscula pretende consolidar A Coruña como una cita anual para los creadores de todas nuestras comunidades autónomas (ya lo fue en su edición del año anterior con más de 30 autores de más de cinco comunidades autónomas), un escaparate para los consumidores de palabras de Coruña y un espacio de intercambio de experiencias donde el programa de actividades sea solo una referencia: la palabra puede ocurrir en cualquier momento. Todo es palabra."

Tuve la suerte de que ser invitada al nacimiento de este refrescante festival el año pasado y, en su primera edición, disfruté de la compañía de escritoras y escritores de una enorme talla literaria y humana. He de reconocer que nunca hasta entonces había estado en La Coruña y no pude entrar con mejor pie. Ahora me piden que vuelva. Si en la primera edición del festival sólo aporté un puñado de poemas, en esta ocasión esperan de mí que haga una performance que durará cuatro días. Una de esas acciones que yo disfruto por lo que tienen de reto, de conexión conmigo misma, con mis inquietudes interiores y con el público que las presencia, pero que tienen su cruz, su sacrificio. En este caso el sacrificio será que estaré cuatro días en una ciudad maravillosa sin poder disfrutar de la ciudad; cuatro días junto al mar (el mar que siento como una parte amputada de mí misma, como si alguna vez yo hubiera pertenecido a las algas aunque ahora esté condenada a tierra) pero no podré acercarme a él ni sumergirme en sus aguas; cuatro días rodeada de palabra, de literatura, de libros, sin tener ocasión de paladearlos; cuatro días sabiendo que a mi alrededor se desarrollan fabulosas actividades literarias y culturales sin poder asistir a ellas, sin poder conocer a sus participantes, sin poder conversar con ellos compartiendo la buena cocina gallega. Como contrapartida tendré ocasión de realizar una acción que, al mismo tiempo, tiene entidad por sí misma y sirve de enlace entre una performance anterior y un futura, de las cuales no puedo hablar ahora.

De momento "hasta aquí puedo leer". Cuando se acerque la fecha y los organizadores del festival me lo permitan iré facilitando más información.

En todo caso, mis queridos elefantes, tan abandonados en estos últimos meses, mi querido Vals, quiero compartir con la manada esta alegría: ¡vuelvo a mi elemento!